En este post vamos a hablar de la apnea del sueño. Este es un trastorno respiratorio bastante frecuente y a menudo crónico, que provoca interrupciones en la respiración mientras se duermo. Esto se debe al cierre de la vía respiratoria superior, que abarca las fosas nasales, la boca, la faringe y la laringe. Durante estas pausas, el aire no llega a los pulmones y pueden durar desde unos segundos hasta dos minutos. Pueden llegar a producirse treinta o más veces a la hora. Cuando la persona vuelve a respirar, es habitual que emita un ronquido o ruido fuerte.

Junto a la hipopnea (en la que la obstrucción de las vías respiratorias es parcial), la apnea forma parte de la enfermedad conocida como síndrome de la apnea-hipopnea del sueño (SAHS). Esta enfermedad provoca el sentimiento de fatiga al día siguiente dado que la persona no disfruta de un descanso de calidad.

La apnea del sueño puede provocar graves problemas de salud. Se trata de un auténtico síndrome, caracterizado por la aparición de un cuadro de somnolencia excesiva, trastornos cognitivo-conductuales, respiratorios, cardiovasculares, metabólicos e inflamatorios.

Según la Asociación Española del Sueño (Asenarco), en España hay más de dos millones de personas que tienen el síndrome de apnea o hipopnea del sueño, aunque se estima que el 80% de los casos no han sido diagnosticados. Es decir, muchas de las personas que lo sufren lo desconocen. Además, según el Comité del Sueño del Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia, la prevalencia en mayores de 65 años se eleva hasta el 20%, mientras que en niños oscila entre el 1% y el 2%.

Existen dos tipos principales de apnea y cada uno está provocado por causas diferentes: 

  • Apnea obstructiva del sueño: es el tipo más común y se produce por el estrechamiento o bloqueo de las vías respiratorios durante el sueño. Estas pueden quedar obstruidas por la lengua, las amígdalas y la campanilla, si se acumula mucosidad o tejido graso en la garganta o si lo smúsculos de esta se relajan demasiado. El sobrepeso, tener el cuello corto, alteraciones en la mordida o en el tamaño y posición de la mandíbula o que las amígdalas estén inflamadas (algo común en niños pequeños) constituyen factores de riesgo, así como el consumo de tabaco, alcohol y algunos fármacos, y dormir boca arriba constituyen a su desarrollo.
  • La apnea central del sueño: es menos frecuente y se produce cuando, durante el sueño, el cerebro no envía la señal necesaria a los músculos involucrado en la respiración o esta señal queda interrumpida. Se puede dar en cualquier persona y es más frecuente en quienes presentan algunas enfermedades que afectan a una parte del cerebro, otras afecciones a nivel de cuello (columna cervical), obesidad grave o toman ciertos medicamentos (narcóticos). También se presenta en recién nacidos prematuros por la falta de madurez en el área del cerebro que controla la respiración.

Los signos habituales que provoca el síndrome de apnea-hipopnea del sueño son:

  • Pausas en la respiración mientras se duerme, como ya hemos explicado antes.
  • Estas pausas pueden ir acompañadas de ronquidos, molestias en el tórax, atragantamiento, sofocos o ansiedad intensa, sueño agitado, pesadillas, movimientos anormales mientras se duerme, sudoración nocturna, sequedad de boca, insomnio, incluso reflujo gastroesofágico.
  • Al despertar, suele presentarse cansancio y somnolencia y, en ocasiones, confusión, olvidos, irritabilidad y dolores de cabeza.
  • También puede disminuir el deseo sexual.