¿Alguna vez te has preguntado por qué sientes esa sensación de bienestar al tomar el sol? Esta se debe, simplemente, a que esta luz te ayuda a tener un correcto funcionamiento de tu cuerpo. Y además, la cantidad de luz solar determina en gran medida nuestra vitalidad y buen humor. Esto se debe a que, transmitidos desde la retina al cerebro, los rayos solares se transforman en señales eléctricas. Estos actúan sobre los neurotransmisores, incluyendo la serotonina, la llamada “hormona de felicidad”, la regulación del humor.

Nuestro reloj biológico es el ritmo esencial de nuestro cuerpo, y está directamente ligado a los ritmos ambientales. Un ejemplo claro de esto es el ritmo circadiano, el cual dura 24 horas y está directamente ligado a la rotación de la tierra y a las  variaciones de la luz, la temperatura, la humedad… Estos son metabólicos, y regulan el sistema endocrino u hormonal. Todo este proceso influye directamente en la regulación del sueño, los cambios en la temperatura corporal y la sensación de hambre. Así pues, todo se sincroniza durante el día mediante el envío de señales al cuerpo. Un ejemplo de esto es que, cuando se pone el sol, nuestro cuerpo produce melatonina, la hormona del sueño, lo que nos ayuda a ir a dormir. Así mismo, nuestra actividad debe ir descendiendo a partir de las 17:00h para estar en su mínimo durante la noche. Si, por el contrario, concentras una alta actividad a última hora del día, tu cuerpo puede permanecer todavía muy activo al acostarte e impedir que concilies el sueño.

Sin embargo, nuestro reloj interno necesita ayuda: para activar estas señales se ajusta a las señales ambientales externas, donde la luz solar juega un papel fundamental para mantener el ritmo exacto. Por lo tanto, la luz está implicada en la regulación constante del nuestro reloj interno, por ello es tan importante la luz solar en nuestro cuerpo, tanto cuando está como cuando no. En caso de desfase horario o cambios de hora, este reloj se altera debido a que la luz y la oscuridad no aparecen en los horarios previstos, lo que nos genera el llamado jet lag.

Por todo esto, podemos concluir que la luz solar juega un papel esencial en nuestro descanso. Esto se debe a que nos ayuda en el correcto funcionamiento de nuestro reloj biológico, garantizando poder conciliar el sueño y mantenernos activos durante el día. Por ello, nosotros decimos: ¡el sol es vida!