No hay verano sin ola de calor, y con las elevadas temperaturas nocturnas puede ser especialmente difícil conciliar el sueño. Y tan típica como la hora de calor es la tradicional discusión estival: ¿es malo dormir con el aire acondicionado puesto?

Lo cierto es que, en las noches de calor, dormir puede convertirse en misión posible. Los expertos sitúan el “umbral del sueño” entre los 22 y los 24 grados. Es decir, en temperaturas por encima o debajo de esta franja, disfrutar de un sueño profundo y reparador se vuelve más complicado. Por ello, en noches en las que la temperatura exterior no baja de los 30 grados, el aire acondicionado puede ayudar a conciliar el sueño (mucho). Dormir con el aire acondicionado puesto no es perjudicial para tu salud, siempre que sigas unas sencillas pautas.

 

Temperatura ideal

La temperatura perfecta para dormir en verano sería de unos 24 grados. Hay que tener en cuenta que, al dormir, nuestra temperatura corporal baja, por lo que si la habitación está demasiado fría corremos el riesgo de resfriarnos. Además, no se considera saludable que haya una diferencia de más de 12ºC entre el interior y el exterior.

 

Evita las corrientes directas

Es preferible que no recibamos de forma directa el aire frío, especialmente en la espalda y la cara. Los chorros directos de aire pueden causar rigidez muscular y afectar al sistema inmunitario. Es decir, provocarnos contracturas y el clásico resfriado de verano (que nadie entiende, pero todos hemos sufrido). Asegúrate de que el aparato no apunta directo a la cama o utiliza el movimiento de las lamas para distribuir el frío de forma uniforme.

 

Bebe agua

Ser consciente de que debes hidratarte con frecuencia es clave durante el verano, especialmente si usas aire acondicionado. Al estar en una habitación fresca, nuestro cuerpo no tiene calor y genera la falsa sensación de estar bien hidratado, cuando no es así. Además, al restar humedad del ambiente, el aire acondicionado puede producir algo de sequedad en la piel. No olvides beber los 2 litros de agua recomendados a lo largo del día.

 

Ahorra energía

·  No intentes bajar la temperatura de golpe. Cada grado que disminuyamos supone un 8% más de gasto energético. Bajar la temperatura por debajo de los 23 grados no enfriará más rápido y es peligroso para nuestro organismo.

·  Apagado automático. Si tu aparato lo permite, puedes programarlo para que se apague a una hora en la que el calor apriete menos y ya estés profundamente dormido.

·  Limpia los filtros. Además de mejorar el consumo energético, con los filtros limpios, mejoraremos la calidad del aire que respiramos. Un mal mantenimiento de los aparatos de aire acondicionado puede favorecer el almacenamiento de ácaros y gérmenes que provocan alergias y enfermedades.

·  Programa el aparato en modo noche. Esta función, además de ahorrar energía, evitará que la habitación se enfríe en exceso.

·  Mantén las persianas cerradas en las horas centrales del día. Así evitarás que la casa se recaliente y será más fácil mantenerla a una temperatura confortable.

 

Si quieres conocer otros consejos para dormir ligero y fresquito ¡no te pierdas el post de la semana que viene! Hablaremos de cómo la ropa de cama, la alimentación o una ducha tibia te ayudarán a dormir mejor.

Y tú, en la discusión de “dormir con el aire acondicionado encendido” sí o no ¿Te posicionas a favor o en contra?