En general vamos a dormir tardísimo porque no podemos perdernos el nuevo capítulo de nuestra serie favorita o porque con la tablet parece que el sueño no llega nunca. A la mañana siguiente hay que estar al 100% y madrugar igualmente. Y así un día tras otro… esperando que llegue el fin de semana para “recuperar” el sueño perdido.

La OMS recomienda dormir entre 7-8 horas para disfrutar de un buen estado físico y mental. Por eso, las personas que duermen menos de 5-6 horas no sólo no rinden bien durante el día, no tienen menor capacidad de concentración, mayor riesgo de accidentes… sino que van acumulando puntos para que su salud empeore con años. Porque lo de “recuperar” durmiendo más el domingo es totalmente falso: las horas no dormidas no se recuperan jamás. Y un organismo que descansa poco y mal va sufriendo alteraciones que aunque pasen desapercibidas, con el tiempo se van haciendo evidentes. Es más, pueden llegar a provocar enfermedades. Las más habituales son:

-Diabetes. Con un sueño escaso, el cuerpo no puede procesar la glucosa de forma adecuada, por lo que se elevan los niveles de azúcar en la sangre.

-Obesidad. Aquellos que duermen menos de 6 horas producen más grelina (la hormona del hambre), lo que aumenta el apetito y son más susceptibles a comer alimentos con mayor cantidad calórica.

-Osteoporosis. Algunos estudios confirman que dormir poco puede provocar una escasez en la densidad mineral de los huesos, aumentando la posibilidad de sufrir fracturas. 

En resumen, dormir bien nos permite disfrutar de un buen estado de salud en general. Un buen descanso nos permite vivir más, y mejor.