Después de pasar toda una noche recorriendo el país en bicicleta, cumpliendo tus mayores deseos o incluso huyendo de un payaso del que no se sabe muy bien si quiere jugar o meterte dentro de una alcantarilla casi despiertas más cansado de lo que te fuiste a dormir, ¿verdad? Después de una noche de intensos sueños inconexos y absurdos, de normal, muchos se despiertan y sienten que no han tenido un buen descanso. Por ello, nos surge una duda… ¿influyen los sueños en nuestro descanso? 

La respuesta es sí. Los expertos afirman que, para recordar un sueño hay que despertarse. Si no nos despertamos no recordamos lo que hemos soñado. Por lo tanto, las personas que dicen no recordar nunca los sueños duermen bien. Esto quiere decir que no tienen despertares durante la noche. En cambio, los que rememoran detalles de los sueños son aquellos que han padecido múltiples microdespertares. El doctor Diego García Borreguero, del Instituto del Sueño, puntualiza que la relación no es casual: no es que las personas que sueñan mucho se despierten más, sino más bien que las personas que tienen sueño inestable tienden a ser más conscientes de su actividad mental.

La intensidad de los sueños (que sean tan lúcidos que provoquen movimientos bruscos) o su contenido (evocar pesadillas de forma recurrente) es motivo de consulta médica, como bien subraya el doctor Alex Ferre, especialista en trastornos del sueño. Este afirma que, aunque a menudo son síntomas carentes de importancia, pueden ocultar alguna patología. El hecho de soñar, según continúa, es más positivo que negativo, pues indica que estamos en la fase REM y el cerebro se está reorganizando, generando nuevas conexiones neuronales. El problema (tan solo) es recordarlo.

Llegados a este punto, surgen nuevas preguntas como “¿debo preocuparme si mis sueños conducen a besar a la pareja de mi mejor amiga? ¿significa acaso que lo deseo en secreto? ¿qué hay detrás de mi tendencia a soñar con litros y litros de agua? Los especialistas niegan que estas imágenes tengan ninguna interpretación válida posible. Estos confirman que, desde el punto de vista científica, carecen de sentido real o premonitorio. Aunque desde el campo de la pseudociencia exista una afición por analizarlos. 

Otro mito que queremos derribar hoy es equiparar siempre el acto de dormir con el reposo. Descansamos cuando hacemos todas las fases del sueño, especialmente, la del profundo. En cambio, si solo dormimos en fase superficial, mantendremos la sensación de agotamiento. Por tanto, no es lo mismo dormir que descansar. La causa principal de mal descanso, es decir, de tener un sueño superficial, es el acumulo de tensión y preocupaciones durante el día. 

Y para cerrar, la pregunta del millón: ¿sirven para algo los sueños? Lo cierto es que no existe consenso científico debido a la dificultad para estudiarlos de forma experimental y reproducible. Por nuestra parte, seguiremos especulando sobre nuestro sueños que, aunque no nos aporte todavía nada, puede llegar a ser muy divertido.