Entre los factores que influyen en el sueño podemos destacar, por su importancia, la temperatura, la luz y los ruidos. Todos estos factores son muy diferentes en función del lugar donde elegimos pasar nuestras vacaciones.

Aunque no lo pueda parecer a simple vista, existen algunas diferencias entre dormir en la playa y dormir en la montaña. En primer lugar debemos destacar que, al variar el lugar de descanso: el colchón y el somier, además de otros elementos que se alteran al dormir fuera, nuestro sueño se va a ver afectado. En algunos casos en los que el colchón es de mejor calidad respecto al habitual, el descanso puede mejorar. En cambio, el tener condiciones diferentes puede dificultar nuestro sueño. De la misma forma influye variar nuestra rutina, los alimentos (sobre todo aquellos que se ingieren por la noche), el estrés de desconocer una ciudad o el variar la actividad física puede influir de forma considerable en nuestro sueño. No obstante, estos factores van a influir de forma similar en la playa o en la montaña. Por ello, debemos plantearnos cómo va a influir el elegir un destino u otro.

En la montaña suele haber una menor frecuencia de tráfico, y los núcleos urbanos suelen ser más pequeños. Estos factores van a favorecer que los ruidos sean de menor intensidad, incluso pudiendo disfrutar de algunos sonidos naturales que van a favorecer un estado de relajación que facilite el sueño. Por el contrario, dormir en determinados lugares de la playa (particularmente los más turísticos) suelen implicar ciudades y complejos hoteleros. Estos lugares se vinculan directamente con un aumento del ruido del tráfico y sonidos fuertes.

Respecto a la luz, en la mayoría de los lugares de descanso se puede eliminar la cantidad de luz que nos llega. El tener luces artificiales por la noche que iluminan el cuarto puede despertarnos y producir una alteración en los ciclos del sueño durante la noche. En este caso, cerrar las persianas puede eliminar este efecto en ambos lugares. Aún así, el dormir con la persiana abierta sin que haya luz artificial va a permitir que la luz del amanecer nos despierte gradualmente, lo que favorece la sensación de descanso en la mañana.

Si hablamos de la temperatura, tenemos que tener en cuenta que las temperaturas altas van a dificultar el sueño. En este caso, en la playa la sensación térmica producida por la humedad  puede hacer que sintamos más calor. Aún así, las mareas ayudan a regular la temperatura nocturna.